Amor y Tragedia en alta mar

TITANIC
Dirección: James Cameron.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Kate Winslet, Billy Zane, Kathy Bates, Frances Fisher, Bernard Hill.
Género: Drama romántico. España, EE UU, 1997.
Duración: 194 minutos


Desde sus inicios James Cameron mostró predilección por relatos futuristas. El director, guionista y productor de cine destaca como uno de los creadores cinematográficos que más y mejor ha aportado a la ciencia ficción. Y es que la mayoría de sus películas pertenecen a este género.
De sus film más taquilleros de la historia del cine nos encontramos con Titanic, película que superó a Jurassic Park, manteniéndose hasta el 2010 en el cual Avatar, del mismo director, fue estrenada y conseguiría, tras 12 años, romper el record que Titanic había impuesto.
Su costo fue exagerado: 200 millones de dólares. Sin embargo, estos eran necesarios para que el resultado de tanto tiempo y trabajo fuera perfecto. Por ello, esta buena producción conseguiría ganar 11 Óscar de 14 nominaciones. De tal manera, que junto a El Señor de los Anillos, sería la película más premiada de todos los tiempos.

El film se inicia con un buscador de tesoros en barcos idos a pique, que inicia la exploración submarina más apasionante de su vida en los restos del mítico Titanic. El hallazgo del dibujo de una joven, milagrosamente conservado, le conduce a una anciana centenaria que afirma ser la retratada. Comienza el relato de un recuerdo maravilloso, un amor de juventud no compartido con nadie, que tuvo como marco el barco que en 1912 se llevó al fondo del mar 1500 personas.

El centro de la trama lo constituye el intenso amor entre dos jóvenes: Jack, inmigrante artista y aventurero, y Rose, rica y con personalidad. Por amor ambos sacrifican todo: expectativas sociales e incluso la propia vida.

La película no te deja indiferente. Te provoca el llanto hasta no poder más y dejarte sin lágrimas en los ojos. Amor, sufrimiento, dinero, humildad, felicidad, celos y venganza son entre otros los temas que trata.

Claro está que el final no es como uno se espera y eso gusta. Aunque, te tires desde la mitad pasándolo mal y el final no sea feliz, esta película quedará en tu memoria para toda la vida.

El film es un hito del cine monumental, de prodigiosos logros en el apartado técnico. Con desbordante fuerza visual, Cameron ofrece imágenes poderosas, como las transiciones del presente al pasado a través del casco del barco hundido, que se convierte en la flamante nave recién botada. Las escenas del choque del Titanic con el iceberg, con la consiguiente rotura y hundimiento, son de inusitado realismo. Y el mar, siniestra tumba flotante, deja en el espectador una huella indeleble.

Cameron buscó autenticidad. Lo que se ve en la pantalla transmite al espectador la sensación de estar allí, ya sea junto a los restos del naufragio (el director filmó los auténticos restos bajo el mar) o en el viaje inaugural. El detallismo llevó a construir una maqueta de la nave de dimensiones casi idénticas a las originales. Se reprodujeron con fidelidad cubiertas, salas de primera clase, escotillas, escaleras y pasillos... Los efectos visuales contribuyeron al realismo. Para las escenas de mar abierto se usó una maqueta más pequeña que la mencionada; el equipo de efectos introdujo personajes filmados previamente que, multiplicados digitalmente y con el tamaño adecuado, simulaban 2000 personas en cubierta. Aguas del mar, cielo estrellado y el aliento de los personajes por la gélida temperatura, se crearon muchas veces por ordenador y se logró un ensamblaje perfecto, imposible de advertir. Las imágenes del barco partiéndose por la mitad con los viajeros cayendo al mar son asombrosas.
El fracaso no tiene nada que ver con esta historia de más de 3 horas de duración y es que la película logró recaudar más de 1.800 millones de dólares en todo el mundo, 600 de ellos en EE.UU.